"Para volar hay que primero alzarse sobre sus propios pies.
No vuela ninguno que primero no esté de pie."

F. Nietzsche

martes, 9 de julio de 2019

Mi Personaje Interior


Mi Personaje Interior es aquel que escondo, que pocas veces muestro y que me da miedo/vergüenza/susto mostrar. Es el que me conecta con mi vulnerabilidad, pues es el que está conectado más directamente con mi herida. Y sin embargo, es el que, cuando lo muestro, me permite mostrar mi verdad, quien yo realmente soy. Cuando muestro mi personaje interior, me siento fuerte y honesto, re-conectado con la vida.

Mi Personaje Interior está hecho de vulnerabilidad y fuerza a partes iguales. De corazón e intuición. De instinto, de parte animal y parte trascendente. Es el que me ayuda a sacar mi potencial, mis valores. El que me dice "por aquí sí", "por aquí no", aunque no lo escuche. Es incansable, está siempre esperando a que yo vuelva. Abre los brazos con amor para acogerme cada vez que lo veo. Es el niño sano que llevo dentro. Es la voz de mi conciencia y, más allá, de mi alma, de mi verdad mezclada con el polvo del universo.



Y sin embargo, ¿por qué lo oculto? Como sugiere la terapia Gestalt, si cambiamos el "por qué" por el "para qué", salimos de la mente y vamos a lo orgánico, a lo real. ¿Para qué lo oculto? Para no volver a ser dañado. Existe en nuestra biografía un dolor, una herida fundamental, aquella ante la cual se genera el Carácter (o al menos, tal y como la teoría del Eneagrama explica el carácter, esto es, como una estructura defensiva), verdadero garde du corps que perpetúa la desconexión. El carácter y el cuerpo se articulan encapsulando esta herida, de manera que sea intocable incluso para mí mismo. Así, efectivamente, no me duele. O mejor dicho, no me entero de que me duele. Sin embargo, ni me duelo ni me gozo, ya que la desconexión no actúa únicamente ante el dolor: atenúa todas las demás emociones y sensaciones. Si la estrategia para sobrevivir fue desensibilizarme, la pérdida de sensación ocurrió a todos los niveles. Y así, no vivo, sobrevivo.


Huir del dolor, de la posibilidad del daño. Ésta es la respuesta primera, la urgente, la más inmediata. Ésto sugiere que todavía hay contacto con esa herida. Quizás tenga que ver que el carácter, como toda neurosis, busca en fin su manera de ir hacia la salud, y lo hace "tropezando en la misma piedra" una y otra vez. Es decir, el carácter, buscando su confirmación ("ves, ya te dije yo que si te metías ahí te darnos cuenta. Y ahí, comienza el proceso. Si la herida se mantiene abierta por la falta de contacto, es precisamente el contacto con ella y con el dolor que siento lo que permite que comience su sanación y cicatrización. Y así, en el contacto está la salud.
iban a volver a hacer daño") recala una y otra vez en situaciones similares a la que produjo la herida primigenia (y como todos sabemos gracias a Claudio Naranjo, ésta es una herida de amor). Ésta es precisamente su incongruencia y su salvación ya que, al ponernos tantas veces en el mismo lugar de dolor, nos abre la posibilidad de

Sin embargo, huir del dolor no es la única razón de existencia del Personaje Exterior. Hay más posibilidades, subterráneas, que mantienen erguidos los barrotes de la jaula.

Mostrar mi Personaje Interior es mostrar mi esencia, mi verdadera naturaleza. ¿Estoy lo suficientemente seguro, lo suficientemente a gusto, lo suficientemente convencido, lo suficientemente enamorado de mi esencia para darme el permiso de mostrarla? Mostrar mi esencia supone un ejercicio de honestidad que sólo se permiten los locos en nuestra sociedad. Significa darse permiso, decir No, cuando es No. Y peor aún, decir Sí, cuando es Sí. El permiso conecta directamente con la espontaneidad y de ahí, con la locura. Es un sinsentido, pues tanto tememos a la locura como nos atrae, nuestra intuición bien nos dice que ahí hay algo sanador. La locura de decir que sí a la vida, de decirme sí a mí mismo.


Y entonces, aparece la Sombra. Asumir el coraje de mostrar mi esencia al mundo es participar de mi parte oscura. Entender que la esencia no podrá mostrarse si no aceptamos nuestra sombra, nuestra parte negada y re-negada (y por tanto, oculta justo en el mismo lugar donde escondemos nuestra esencia). Comenzar a aceptar las partes sombrías, desagradables, ocultas y comenzar a ver que no lo son tanto: que ser un cabrón a veces es necesario. Que tengo una parte violenta e intolerante, como todos los demás. Que puedo ser sucio y maleducado, incongruente y estúpido, feo, agresivo, irracional. Estoy hablando obviamente de lo mío, perdonadme si escribo este artículo en primera persona. Es un proceso liberador. Liberador, de libertad. Libertad, es decir, capacidad de decidir. Una capacidad de decidir que sólo aumenta cuando soy consciente de quién y cómo soy, de que no solo soy luz y sonrisa, sino también sombra y lágrima.

En palabras de Claudio Naranjo: "El autoconocimiento no es un fenómeno puramente cognitivo. El autoconocimiento pasa por un proceso que es como un descenso a los infiernos, que duele; para reconocer cómo es uno, tiene que reconocer que uno no es ese personaje ideal que cree ser cotidianamente, ese personaje que uno le muestra a los otros... Cómo es uno de verdad, se va descubriendo poco a poco. Pero el viaje por el autoconocimiento pasa por encontrarse con la sombra... que es lo asqueroso, lo pecaminoso, lo prohibido... lo demoníaco. Y quien no se encuentra con el diablo dentro de uno mismo, todavía está muy a medio camino en el viaje interior, no ha viajado en serio, se ha quedado muy superficialmente..."

Mi Personaje Exterior es el guardián. El muro. La jaula que guarda el animal. Sabe (pues ha tenido la experiencia) que mostrar mi parte vulnerable me hace proclive a recibir daño, e intenta proteger la herida. Todavía duele tanto... Sabe, por supuesto, que la Sombra es inaceptable, que no se puede mostrar al mundo si no quiero ser juzgado de manera negativa. Todavía pesa tanto la imagen y la sed de aceptación... Sabe que mi Esencia es un tesoro que hay que guardar, como todos los tesoros. Todavía hay tanta precariedad... Claro que una cosa es guardar un tesoro, y por tanto darle valor, y otra es guardarlo tanto que te llegas a olvidar de que lo tienes.

Así, la Máscara sale a la calle. Se pone los colores de aceptabilidad y bonhomía, dispuesta a agradar y seducir a quien se ponga por delante (de nuevo, hablo en primera persona, es el ejemplo que mejor conozco), manteniendo firme al Personaje Exterior y reafirmada por una sociedad que perpetúa y favorece que todxs caminemos con nuestra Máscara puesta.


Máscara y Personaje son términos teatrales. Personaje viene del latín persona, que significa máscara y así, Personaje es aquel que se pone la máscara. "Los etnólogos sitúan el nacimiento de la máscara en el momento que se produce la auto conciencia -conciencia de uno mismo. [..] (En el teatro griego) la máscara no solo va a infundir temor, sino también alegría de vivir" (wikipedia dixit), lo que quiere decir que, una vez que somos conscientes de nosotros mismos, podemos darnos el permiso para vivir la vida con su magnífico ramo de emociones. Del temor a la alegría de vivir, con permiso de la máscara. La clave está en la auto-conciencia, en el darme cuenta. Sin esto, la máscara pierde sentido y se convierte en cárcel, en prisión de yeso. En teatro, el actor/actriz es consciente de su máscara, de su personaje. Y es precisamente esta consciencia lo que permite la actuación, el acto trascendente y la honestidad (como requería Grotowski). De lo contrario, si el actor/actriz se perdiera a sí mismx y se fundiera con su personaje, estaríamos asistiendo a un espectáculo de la locura en su grado patológico, a una mentira.

Nos movemos entre polos opuestos. Personaje Exterior y Personaje Interior son una muestra, como lo pueden ser Masculino/Femenino, Dependencia/Independencia, Sí/No, Perro de Arriba/Perro de Abajo... La verdad no está en ninguno de estos extremos, sino en el punto intermedio, donde los polos se encuentran y alcanzan una tregua, un acuerdo de colaboración, que abre la perspectiva. Es necesario reconocerse en ambos extremos para poder recorrer el camino de la integración, volver a ser una persona más completa. Los extremos son excluyentes, y los seres humanos somos mucho más que eso.



El próximo 20 de julio tengo propuesto un taller intensivo en el que, precisamente, observar el Personaje Interior, desde un abordaje teatral y gestáltico. Si lo deseas, puedes encontrar más información aquí.


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