"Para volar hay que primero alzarse sobre sus propios pies.
No vuela ninguno que primero no esté de pie."

F. Nietzsche

lunes, 1 de junio de 2020

El Camino de los Sueños



¿Cuál es la frontera entre la realidad y el sueño? ¿Entre estar despierto y soñar? El cerebro, mientras sueña, no distingue entre ficción y realidad. Quizás sea ésta la más bella metáfora de lo importante que son los sueños para nuestras vidas: que nuestro cerebro los cree reales.

Hoy comienza su camino hacia la Tierra de los Sueños el Maestro Pedro de Casso. Toda una referencia en el campo de la terapia, de la terapia gestalt. Se van los grandes. Me gustaría que estas letras sirvan de emocionado homenaje al que tuve por Maestro y que, en su momento, me acompañó también en el Camino de los Sueños.

En la terapia gestalt, los sueños se trabajan sin interpretaciones. Son un camino directo hacia el inconsciente y, por lo tanto, una experiencia única e individual. No quiere esto decir que nos desentendamos del lenguaje simbólico o incluso premonitorio, sino que se atienden los sueños como una experiencia preciosa para ahondar en el camino personal. Se entiende que todo aquello que aparece en nuestro sueño forma parte de nosotrxs. Esto es: cualquier elemento (personas, animales, objetos...) que aparezca en el sueño, es un reflejo de nosotrxs mismxs y lo que nos pasa en nuestro momento actual. Me parece, por cierto, algo imprescindible, si queremos recuperar todo aquello que escindimos de nuestra personalidad. Nada mejor para apreciar lo que no queremos ver o reconocer, que observarlo como algo ajeno en un sueño, y caminar hasta reapropiarte de ello.

Trabajamos los sueños, además, en momento presente. Aquí y ahora. Es importante para hacer consciente el mensaje que nos trae el sueño, el actualizarlo, y no vivirlo como algo ya pasado. Lo pasado ya no está vivo, y el sueño (especialmente si se repite en el tiempo) sí lo está. Es tu mente, que te llama desde el inconsciente. Por eso importa la narración en presente. Lo volvemos a vivir, lo actuamos y, entonces, podemos entender.


Desde mi propia experiencia, comenzar a caminar por el mundo de los sueños es como hacerlo por el Valle de las Sombras. En cierto sentido, parece una experiencia irreal, que va ganando realidad en la medida en que vives cada uno de los elementos del sueño. En cierto sentido, es como tocar con las partes muertas que tengo y que llevo conmigo, sin darme ni cuenta. Es, por supuesto, entrar en el terreno de la Sombra, ya que se trata de iluminar todo aquello que escondemos incluso de nosotrxs mismxs. Let light shine out darkness, decía Pablo de Tarso en su epístola a los Corintios. La luz que ilumina nuestra oscuridad es la luz de la conciencia. Y así, nuestro ser se completa.

Quizás os preguntéis por qué tanto hablar de sueños, en este homenaje a Pedro de Casso. Así fue como conocí a este gran terapeuta, en un taller de formación de terapia gestalt, un taller dedicado a los sueños, y al que acudí preso del miedo.

Recuerdo que había pasado la noche anterior soñando. Mi recuerdo es que estuve toda la noche soñando el mismo sueño, de modo intermitente. Fue un sueño angustioso, por supuesto, y me desperté agotado. En el sueño, yo estaba en un taller de formación como terapeuta (mi sensación es que, durante la noche, el sueño había durado todo el taller) y a él asistían también mis padres. Fue todo un proceso, duro y extenuante, pero al que no alcanzaba a poner significado concreto. Sólo sentía dolor.

Como digo, coincidía que teníamos taller de sueños con Pedro de Casso y, obviamente, me ofrecí voluntario para trabajar este sueño. No diré aquí cómo fue el proceso, pero sí que, como el sueño, fue largo y extenuante, y en él pude reconocer mis rémoras. Fue el primer momento en que me di cuenta de cómo me parasito a mí mismo. De cómo, como diría mi profesor Dani Salgado, un hombre se roba a sí mismo la energía, para así tener la excusa perfecta de no actuar.

Como siempre en gestalt, la salida es a través del pozo, siempre por abajo. Es el regalo que nos ofrece la experiencia dolorosa: su salida es a través de la ternura. Así, tras poder entender y poner conciencia a mi proceso de auto-sabotaje, basado en un miedo tan irracional como auténtico a no tener nada mejor a que agarrarme (recuerda: el cerebro cree real lo que piensa), comenzó el proceso de liberación, donde sentí, quizás por primera vez en mucho tiempo, un primer aire de verdadera libertad.


La libertad no es otra cosa que la capacidad de elección. El poner conciencia en qué quiero o puedo elegir, dada una cierta circunstancia. Por eso es importante ver cómo me estoy impidiendo ser libre. Cuáles son los mecanismos que utilizo sin cuestionarme siquiera y que me hacen creer que no tengo otra posibilidad, otra elección, cayendo siempre en la misma piedra, una y otra vez.

Pedro de Casso me acompañó en ese primer sabor de libertad. Fue, también, el primer paso del niño eterno al hombre: un paso de madurez. Recuerdo lo imposible que me parecía su fuerza (física y emocional), contenida en un cuerpo tan enjuto. Pero ahí estaba, una fuerza que brotaba de la conexión consigo mismo, con el amor a su trabajo, con la compasión de acompañar los caminos de los demás.

Hoy Pedro camina ya por la senda de los sueños. Aquellos que alimentan a la Humanidad, para seguir en la vida, en la esperanza. Pedro fue, para mí, un Maestro en la Esperanza y en la Libertad.

Nos queda, a los que seguimos en esta senda, rendirle tributo a través de su ejemplo.


Buen viaje, Maestro.

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